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martes, 6 de septiembre de 2011

"Heredera" Mi Próxima Novela...

¡Hola! Bueno, no he publicado como lo esperaba... No ha sido por falta de tiempo, si no que con el proceso de recuperación ha sido un poco fuerte... ¿Pero que creen? ¡Estoy caminando! Estoy cojeando pero si quiera camino xD Hay muchas buenas noticias que puedo compartir con ustedes, como lo es que ya las heridas se cerraron solas y la bacteria cedió, osea, ya falta menos para la recuperación total *-* Aun tengo ese insomnio que no me deja descansar pero supongo que es por tantos medicamentos que he tomado u.u

Otra cosa que les quería contar era de mi próxima novela, se supone que no iba decir nada hasta tenerla acabada (y no, no la he acabado aun ^^) Pero les debía algo, así que les dejo el argumento, el prólogo y el primer capítulo... Esta novela sera publicada en papel O.O Pero primero tengo que terminarla, ¿Qué no falta nada verdad? ¡Casi todo! ¡Y ya las clases se me vienen encima! :'( Pero estoy segura de terminarla así me tenga que pasar estos pocos días que me quedan de libertad (sniff, sniff) frente al ordenador (y huyendo de mi mamá para que me deje ¬¬) Bueno, bueno... Sin extenderme más les dejo con este pequeño adelanto ¡Espero que les guste!

P.D: Les debo la portada, he hecho varias con el PS pero ninguna termina de convencerme /: Cuando la tenga la subiré (:
P.D2: Ethan es mío!!! jajajaja, No tanto... ¡Puedo compartir! xD
P.D3: ¡No se olviden de comentar y dejar su opinión! Los quiero ;D

Argumento

Annette, una chica con más poder del que necesitaba, no sospechó en ningún momento, ni pudo intuir que su extrema habilidad en la magia era por algo como aquello.

Ethan, fiel acompañante de su padre, había prometido llevar a cabo todos los encargos que este le dejara, por lo que no podía negarse al último de ellos, que lo llevaría a buscar La Profecía de las brujas de Salem al lado de su Heredera.

El dolor de una pérdida, lleva a Joshua, padre de Ethan, a traicionar a la chica que hasta ahora comparte con su hijo en su propia ausencia.

Si para Annette Bradbury el encontrarse entre la delgada línea de vivos y muertos, entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad no le diese ya suficientes problemas, la traición que no había esperado por parte de Joshua, si lo hará.

Con el corazón en la mano, y los sentimientos a flor de piel, Annette tendrá que enfrentarse a todo lo que se le viene encima, para finalmente, alcanzar la profecía de la que depende su destino.

Prólogo

Accidentes

La mirada quisquillosa del hombre al otro lado de la calle hacía que Annette se sintiera presionada y de un modo desconfiada, llevaba dos semanas viendo al mismo hombre, en el mismo lugar, a la misma hora. Quizás es de su rutina —pensó la joven desviando la mirada al semáforo que se encontraba ahora en rojo.

Cruzó la calle mirando a ambos lados en camino a la desaliñada cafetería en la que solía tomar su capuchino todas las tardes antes de volver a casa. Al cruzar, sus ojos instintivamente giraron hasta donde se había encontrado hace unos minutos aquel hombre tan misterioso que aunque la muchacha no quisiera reconocerlo causaba en ella curiosidad, pero ahora, su lugar junto a la parada de autobuses estaba suplantado por una mujer que llevaba a una niña de cabellos rubios de la mano, el ya no estaba —se dijo a sí misma, afirmando lo que pasaba todos los días; lo veía observándola, luego al cruzar la calle el desaparecía.

Si, rutina —se repitió.

Las puertas de la cafetería eran de un color marrón oscuro, casi llegando a negro, produciendo aquel leve chirrido al que ya estaba acostumbrada al empujarlas. Atravesó la estancia hasta sentarse donde siempre lo hacía, la última mesa junto la ventana que daba con las afueras del local, toda una vista para ella.

En su mente aun rondaban los recuerdos de la noche pasada, de aquel extraño sueño que la hizo levantarse precipitadamente robándole el resto de la noche porque le fue imposible dormir nuevamente. Annette aun pensaba en aquel nombre, en la mujer que se le había aparecido en aquel laberinto en el que se encontraba inmersa su imaginación mientras dormía… Aquella mujer que cantaba su nombre, la joven aun podía escuchar la melodía de esta, entonando perfectamente: “Mary Perkins Bradbury” Ese era el nombre, el de esa mujer.

—¿Será un ancestro? —Se preguntó la joven. Llevaban el mismo apellido: Bradbury.

Se planteo la idea de buscar por Internet, tal vez pueda encontrar algo que la ayude, porque cada vez lo que le sucedía le parecía insoportable, teniendo tantas preguntas y ninguna persona que le ofrezca una respuesta, sintiéndose frustrada porque no podía decirle a cualquier persona por lo que estaba pasando, su madre lo sabía, su hermana lo sabía, ¿pero como no lo iban a saber si mi hermana pasó por esto primero? —Pensó— ¿Pero cómo lo manejó ella? Nunca note si estuvo al borde de explotar con todo esto, nunca la pille queriendo salirse de toda esta locura.

Ella sabía que lo que le pasaba era más fuerte que lo que le pudo haber pasado a su hermana o a otros, era tan fuerte que sentía como la absorbía, porque muy en el fondo tenía miedo que esto la consumiera, que se apoderara de ella y la cegara, que la cegara de deseo de poder, porque siempre había considerado que la ambición es la principal vía a la destrucción.

La mesera interrumpió el hilo de sus pensamientos al entregarle su pedido.

—Gracias Rose —dijo regalándole una sonrisa. La mesera que siempre la atendía era una amiga silenciosa, de las que sabes que puedes contar con ellas pero no son de muchas palabras, estando en sus cuarenta y tanto aun se veía joven y natural, como una flor que se rehúsa a marchitarse.

Con el capuchino entre sus manos lo miro fijamente, experimentando como siempre lo hacía, agachó la cabeza a sabiendas que sus ojos tomarían un color verde, muy diferentes a los ojos color miel que poseía y que tomarían un brillo para nada humano.

El líquido burbujeante dentro de la tasa empezó a agitarse, toda la concentración de Annette estaba puesta ahí. La tasa empezó a vibrar lentamente mientras por dentro ella sentía el poder surgir, esa magia que la envolvía y llenaba su cuerpo de esa sensación placentera. Una sonrisa se extendió por su rostro al ver como el café empezaba a agitarse en círculos, como si lo estuviera haciendo con una cucharilla.

Pudo sentir como sus manos se volvían cada vez más frías, pero claro, esto sucedía cuando usaba magia, y los estremecimientos que indicaban que era una gran fuente de poder, casi incontrolable de hecho e increíblemente fuerte, con una base muy sólida, difícil de romper… Eso era ella, y con el tiempo la situación no mejoraba, era tan enfermizo, que parecía necesitar todo su tiempo, que necesitaba ser liberada, toda esa fuente de poder necesitaba salir. Annette se negaba a utilizar magia para algo que no era necesario pero estaba tan extasiada que le hacía falta ¿desahogarse? ¿Esa era la palabra correcta? ¿Era posible desahogarse de poder sin hacer daño?

Sintió una brisa acariciándola, el lugar era cerrado, no había manera de que se colara el viento dentro de la acogedora cafetería. Levanto la vista para sorprenderse con lo que estaba ocurriendo…

Las puertas yacían abiertas completamente, dejando expuesta la entrada del viento que cada segundo que pasaba se hacía más fuerte y frío.

Adentro todo era un desastre total, las servilletas volaban y los vasos livianos se caían rodando por el suelo, afuera las nubes grises se arremolinaban sobre el centro, avisando de una terrible tormenta, la gente que estaba rondando por ahí se cubrían las caras con los folder, carpetas o bolsos que llevaban entre brazos para evitar que la arena que se levantaba entrara en sus ojos y les causara una terrible irritación.

—¿Cómo paso esto? —susurró. Y luego se escucho un sonido de estruendo, rompiéndose…

El tibio liquido, su capuchino ahora estaba goteando en sus manos y los restos de vidrios alrededor, no pudo evitar desesperarse cuando pasó esto…

Las quejas inundaron el lugar mientras los trabajadores intentaban cerrar las puertas que se convirtieron en piedra aparentemente, miró nuevamente el vidrio pensando en la manera más fácil de salir de aquel lugar pero al mirar no pudo evitar observar su reflejo en el… Su cabello castaño caía en ondas suavemente sobre sus hombros, su cara en forma ovalada y sus facciones marcadas casi a la perfección, su expresión de sorpresa y incredulidad y… Sus ojos, sus ojos aun seguían de ese color verde pero con un destello rojo, cuando lo observó fijamente por pura intuición y sorprendentes reflejos se agachó cubriendo el rostro con sus brazos al tiempo que el vidrió se agrietaba y se hacía pedazos de golpe…

Su voz emitió un sonido de miedo, un grito y ahora todos en el lugar gritaban por el acto, sus piernas empezaron a temblar y no se atrevió a levantar la vista de nuevo, se abrazó las rodillas mientras lágrimas descendían por sus mejillas…

—¿Yo estoy haciendo esto? ¿Qué diablos está pasando?

Intentó concentrarse para detener todo aquello, para ponerle un alto y punto final pero no podía, era algo que estaba fuera de sus manos pero aun no lograba asimilar si era ella la que estaba haciendo toda esta locura, ¿Estaba tan absorta en sus pensamientos como para no notar lo que pasaba y dejarse llevar? ¿Utilizó con demasía la magia, que hizo que esto se les fuera de las manos sin darse cuenta?

Sintió una punzada de dolor en el brazo izquierdo, cuando se fijo en él, la sangre salía a borbotones por la cortada, aun se veían los vidrios incrustados en su delicada piel, después de todo sus brazos recibieron el impacto, no había forma de que saliera ilesa del todo. Hizo presión sobre él para hacer que la hemorragia se detuviera pero unas fuertes manos la obligaron a levantarse sin previo aviso y al reparar en aquella persona se quedo estática, más en shock por la sorpresa que por cualquier otra cosa que pudiera estar pasando en esos momentos…

El hombre que la arrastraba ahora lejos de la gente y el que mantenía presión sobre la herida era aquel tipo que la observaba, el que la miraba desde el otro lado de la calle, sus pies parecían andar por si solos porque ella no sentía sus propias pisadas, ahora estaba tan mareada y asustada que ya no le importaba si estaba a punto de perder el conocimiento. Al parecer él noto sus intenciones y pasó uno de sus brazos por sus hombros ofreciéndole apoyo que inmediatamente aceptó, estaba cargando casi con todo el peso de Annette y esta solo intentaba ver por donde caminaba, lo que sea que ella hubiera hecho la había dejado agotada con muchas ganas de descansar…


Capitulo

1

Necesidad de explicaciones

Sentía un leve palpitar en mi cabeza, intensificándose poco a poco. Desconcertada intenté reincorporarme recordando lo último de lo que había sido consciente; me encontraba con aquel extraño.

Sacando fuerzas de donde no tenía me senté. Mis manos palparon el sitio donde había estado acostada, una suave colcha se enredó entre mis dedos, estaba en una cama. Intentando adaptar mis ojos a la oscuridad, el dolor se empezó a hacerse insoportable, mis oídos creyeron escuchar unas pisadas. Empecé a temblar ligeramente temiendo lo que pudiese pasar, estaba prácticamente inmovilizada, débil y desprotegida. Un leve estremecimiento llenó cada parte de mi cuerpo al escuchar el sonido de la cerradura al ceder.

—Te has despertado.

Una voz profunda y gutural se filtró en el silencio de la habitación al momento en que encendían una luz amarillenta que, por instinto, me hizo llevar la mano a mis sensibles ojos para protegerlos de la luz.

—Te dije que lo había hecho.

Secundó otra voz impaciente y musical. Apartando cuidadosamente el obstáculo que no me permitía visualizar —Mi mano—. Vi los rostros de los desconocidos, reconociendo a uno y detallando al otro, al más joven.

El primero que habló, a ese ya lo había visto, tantas veces que ya se me hacía posible conocerlo en cualquier parte del mundo e identificarlo como; “El raro que siempre me mira”. Su cabello castaño claro un tanto largo, su mandíbula cuadrada, nariz aristocrática y ojos negros, unos donde no se podía diferenciar el iris. El chico que estaba a su lado, tenía un gran parecido a su acompañante, su cabello era el mismo, la forma de su cara muy parecida, solo cambiaban el color de sus ojos, este los tenía extrañamente azules, casi blancos. Podría jurar que eran padre e hijo, es más, lo comprobaba la misma mirada; quisquillosa, dura, expectante e inquietante.

—¿Dónde estoy? —articulé en apenas un murmuro. Baje la vista sintiéndome avergonzada por el intenso escrutinio al que había sometido a aquellas personas.

—En nuestra casa, a tan solo unas cuadras del centro —respondió el hombre que ahora se encontraba muy cerca, tanto como para tocar la parte más alejada de la cama.

Rehuyendo su cercanía retrocedí hasta pegar mi espalda a la cabecera de la cama, tratando de que mi respiración se calmara.

Pero… ¿A quién podía mentirle? ¡Estaba asustada!, todo giraba en torno a lo que me había llevado allí y a ellos, en este estado no era capaz de defenderme ni de un indefenso humano, y estaba segura que eran más que humanos.

—No te haremos daño —habló nuevamente, percatándose de mi reacción. Las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba mostrando una amable sonrisa, pero igual, no hay que fiarse de ese simple gesto.

—¿Porqué me has traído aquí? —Pregunté expectante, dirigiéndome a uno solo de ellos, el que me había ayudado, si esa era la palabra correcta. De la cara de él no se desdibujo la sonrisa.

—Estabas herida, ¿No es eso razón suficiente?

No me di cuenta de que la herida en mi brazo había desaparecido, en su lugar estaba una pequeña cicatriz rosada casi visible, parecía como si el corte hubiera tomado lugar hace mucho tiempo…

—¿Cómo… —mi voz apenas era audible mientras seguía examinado esa pequeña marca casi sin poder creérmelo, ante los ojos de cualquiera era algo imposible.

—La magia no solo se utiliza para cosas malas —quien respondió esta vez fue el chico, con una sonrisa que se fue endureciendo cuando llegó al final de su frase.

—Ustedes… ¡Ustedes son hechiceros! —El tono que salió de mi voz era una exclamación, casi un grito, mis manos empezaron a sudar y mi mente se inundaban de tantas preguntas que quería hacerle.

Eran hechiceros, de eso no cabía duda, ahora ¿Cómo predicaban ellos la magia? ¿Por qué uno de ellos me observaba cada día?

—Tenemos que hablar —dijo con voz imponente el hombre. No me dejó opción de negarme a la conversación. Sin ánimos de hablar asentí pesadamente, desviando la vista por unos segundos de aquellos rostros tan atormentantes.

—Soy Joshua, Josh para ti querida —Su voz profunda hizo eco en la habitación—, y él es mi hijo Ethan.

Lo sabía, era difícil equivocarse ante tal semejanza.

—Yo soy…

—Annette… Bradbury —interrumpió Ethan mi presentación, o el intento de ella.

—Con que saben mucho más de lo que creo —afirmé moviendo la cabeza, como si así fuese a quitarme ese incomodo malestar.

—Si… La única en desventaja aquí eres tú, no sabes nada de lo que pasa en el otro mundo.

La respuesta de Ethan no me calmó, en su lugar hizo que me preocupara aún más.

De hecho, no tenía una idea clara de lo que pasaba en mi mundo entonces, ¿Cómo iba a saber lo que pasaba en lo sobrenatural? Mi ignorancia me avergonzaba, pero últimamente, tiempo es lo que menos tenía, mi tiempo libre estaba ocupado en cosas insignificante… Todo porque no me sentía tentada a usar mi poder, a experimentar algo que no sería bueno, en la cafetería, siempre hacía lo mismo, probando como mínimo la magia, solo un poco de aquella grandísima y brutal fuente de poder y hoy, comprobé eso.

—Pueden ustedes… ¿Ponerme al tanto? —Pregunté.

Aquí, justo ahora, me sentía como una niña de cinco años preguntando curiosa, sabiendo que sus respuestas no serían muy alentadoras y tranquilizantes, pero aun así me empeñaba en saber.

—Bueno… Esta historia se remonta alrededor de 1692 —dijo Joshua sentándose en el borde de la cama.

¿Por qué no imaginé que empezaría por sus principios?

—¿Sabías que desciendes de las brujas de Salem?

—¿Umm?

—Los haces, cada hechicero o brujo que pueda existir descienden de ellas.

—No, no lo sabía —Respondí. Aquí de nuevo mi ignorancia.

—Ya está… Por si no lo sabes, la historia de las brujas de Salem… Fueron las audiencias que llevo la corte de las autoridades locales a detener y encarcelar a más de ciento cincuenta personas —Su mirada se volvió distante mientras continuaba, Ethan estaba recostado perezosamente sobre el marco de la puerta escuchando con atención—. Esto pasó entre febrero de 1692 y mayo de 1693, veintiséis personas fueron condenadas ante el tribunal… Una pequeña parte de las personas en ese tiempo, creían que se estaban extendiendo con el fanatismo religioso en las personas de Massachusetts y por eso juzgaban y acusaban de brujas a cualquier mínimo signo, aunque no lo fueran.

—Practicar la brujería era un delito, y los puritanos de la bahía no perdían el tiempo para coger al que lo hiciese. Esto se extendió por los condados de Essex, Suffolk y Middlesex. Cuando una persona admitía que practicaba brujería no se le ejecutaba, pero si una persona lo negaba, aquellas que lo hicieran porque trataban de defenderse o que en realidad no lo eran… Ellas eran condenadas a la horca. Algo injusto, ¿No te parece?

Estaba tan absorta en la historia que solo asentí, sin mucha convicción… Claro que era injusto, tenían que aceptar algo que no eran solo para mantenerse vivos, si solo el negarlo significaba una muerte segura, eso iba más allá de la verdad o el orgullo… El que era inteligente tenía que saber actuar muy bien para no terminar muerto…

—Las personas que fueron condenadas, contando que la corte solo se basaba en los chismes de los aldeanos religiosos, unas murieron en la cárcel… Otras, las embarazadas se les dictaba cadena perpetua, y siendo otras indultadas. Pero hubo una… fugada de prisión, condenada el 6 de septiembre…

Sabía el nombre que iba a decir, una parte de mi lo sabía sin que las palabras hubieran salido de su boca… Había soñado con ella varias noches, no podía equivocarme, sabía que era ella…

—Mary Perkins Bradbury —repuse en apenas un murmullo.

—La misma…

—Ella si era una bruja ¿Verdad? —Pregunté. En el momento que esa pregunta salió de mi boca, una corriente eléctrica me sacudió el cuerpo.

—Lo era… quizás era la única que en realidad tenía poderes… Una de las más poderosas… Ella, escribió algo… Una profecía. Una que hemos estado buscando desde hace tiempo.

Ethan al escuchar la pronunciación de esto se acerco más.

—Se donde está —comenzó a explicar calmadamente—. Lo deduje hace bastante tiempo, cuando ellos estaban cerca. A uno de sus superiores se le escapo algo, nada especifico pero si importante.

Joshua lo miraba reprobatoriamente, quizás por el hecho de no explicarse bien pero Ethan no se inmunizaba por la mirada de su padre y continúo hablando:

—Ellos creen en los talismanes tanto como nosotros, una vez que la encontraron protegieron el secreto, pero… No la cambiaron de sitio, tal vez hayan hecho más resistente sus fortalezas alrededor del lugar pero según ellos, el motivo por el que la dejaron ahí una vez encontrada es porque una fuente de poder la protegía, el destino de nosotros está escrito ahí por lo tanto también el de ellos —concluyó.

—¿Quiénes son “Ellos”? —pregunté desconcertada. En ningún momento habían mencionado a unas terceras personas en la historia.

La CorteLa Corte Secreta —respondió con sorna.

—¿La que?

—Corte secreta, ellos se encargan de eliminar a los hechiceros descendientes, aquellos que lograron escapar, porque unos se dieron cuenta de que no era solo fanatismo religioso, y ahora van tras la más grande fuente de poder… La Heredera de Las Brujas de Salem. Es decir…

—Tú —Completó Joshua. Al instante mi cabeza daba vueltas. Mi corazón se paralizó por una fracción de segundo. Al parecer, había buscado unas respuestas, y las había obtenido…

1 comentario:

D. C. López dijo...

Hola hermosa!, ante todo empiezo diciéndote k estoy muy contenta d k estés mejor y k ya puedas caminar!, espero k la recuperación siga por buen camino y k pronto se t kite el imsonio... por cierto, he ledio el argumento de tu nueva historia y me ha gustado mucho!. ¿Así k la vas a sacar en papel?, pues en ese caso t deseo mucha suerte con ello!.

No dispongo d mucho tiempo para leerme el prólogo y el primer capi, pero cuando pueda lo haré.

Un besazo y k siga la bueno!, muak!!!