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domingo, 29 de julio de 2012

"Por si mañana no estoy" Capítulo VII

Buenas tardes, ¿Qué tal esas vacaciones?
Hace ya un rato que tenía este capítulo, lo iba a subir el viernes pero me fui a lo de mi hermano y no me dio tiempo.
Yo ando un poco liada, pero bueno, sigo escribiendo cuando la inspiración se pone de mi lado jijijiji.
Espero que les guste el capítulo. ¡No se vayan sin comentar! ^^

Un beso!



Capítulo 7

The sun goes down,
The stars come out,
And all that counts,
Is here and now,
My universe will never be the same,
I'm glad you came...

            Ven… Vamos a verlo —Nate se puso de pie. Antes de salir hacia la habitación de Alec votó en la basura el vaso de café con el poco líquido que le quedaba. Viviana lo imitó en silencio.
            —¿Qué han dicho los doctores? —preguntó Viviana intentando entablar una conversación, queriendo ahogar el reciente momento incómodo cuando pudo ver, al menos un poco, de lo que el pelirrojo sentía en esos instantes.
            —Estado vegetativo, no en coma. Es reversible, las probabilidades de que despierte en poco tiempo son mayores ahora —la manera en que lo dijo fue distante. Su tono no era duro o burlón, como acostumbraba a ser, más cuando se trataba de Viviana, él solía tratarla de manera tosca. Ya no eran unos niños, pero el seguía siendo un pesado.
            —Es mejor que el coma —murmuró para que no la escuchara. Nate se volteo a verla entrecerrando los ojos, había escuchado—. Digo, es mejor a… Bueno, no, no es mejor de ninguna forma —retiró lo dicho sintiendo un par de orbes ámbar taladrarle la mente.
            Y ahí terminó cualquier intento de entablar una conversación amena.
            Caminaron sin intercambiar palabras, sin sumergirse en sus pensamientos que solo le traían complicaciones a cada uno de ellos.
            Viviana se extrañaba del repentino comportamiento del pelirrojo, y no sabía si alegrarse por lo del estado vegetativo o sentirse triste, de nuevo.
            Lo segundo le fue inevitable.
            Nate por otro lado, trataba de enfocarse en lo que tenía que hacer a partir de ese momento, y, todo lo que ahora podía ocupar su cabeza era su hermano, nadie más. Se sentía aliviado de saber que ya no tendría que aparentar lo que no era.
            Cuando ya casi llegaban, se encontraron con la puerta bloqueada por cuatro personas que hablaban en voz baja, todas con la palpable aura de preocupación.
            Una mujer que aparentaba sus cuarenta y cinco años, pero que Viviana sabía que ya pisaba los cincuenta y uno, se acercó hasta ella lo más deprisa que puedo, puesto que los tacones le daban limitaciones en el piso resbaladizo del hospital.
            —Pequeña —saludó Rose apretándola en un abrazo.
            —Hola, mami —respondió Viv con voz floja, recibiendo agradecida el gesto de su madre.
            Se separaron a los cinco segundos.
            Al soltar a su madre, Viviana se fijó en que también estaba la Señora Marie, y su esposo. También con ellos, se encontraba su padre: Joseph.
            Se sonrieron mutuamente y eso fue todo lo que ella necesitó para saber que Joe, como siempre, estaba de su lado.
            Sus padres, a pesar de haber tenido una relación casi distante en los últimos años, eran su apoyo más fuerte. Rose, era demasiado inquieta como para mantenerse lejana a los problemas de su hija, rasgo que luego Viviana heredaría. Su madre poseía un hermoso cabello negro, unos ojos marrones claros y una piel casi perfecta de no ser por las pocas arrugas que empezaban a marcar su frente en señal de que los años ya le estaban pasando factura.
            Podía ver en los ojos de su madre, el reflejo de ella misma.
            Viviana era de baja estatura, y llevaba el cabello corto un poco más arriba de los hombros, y era negro, igual que el de su madre. Para ser menuda, era bastante hiperactiva y alegre, pero así mismo como delataban los ojos de su madre, nada de eso quedaba presente en las facciones de su rostro.
            Nate, le dirigió a su madre una mirada sugerente, ya no la veía casi porque no paraba de dar vueltas, no en forma literal, arreglando citas para exámenes, doctores, etc.
            —Tendrán a Alec una semana más en observación, luego podremos llevarlo a casa —comunicó Marie distante mientras hacía sonar sus nudillos, gesto que siempre hacía cuando estaba estresada.
            —¿Lo cuidaremos nosotros? —preguntó Nate.
            —Una enfermera se encargará de aplicarle todos los tratamientos en el día, en la noche lo cuidaremos nosotros —respondió esta vez el padre de Nate frunciendo el ceño.
            El pelirrojo asintió cruzando el umbral de la puerta para ver a su hermano, Viviana en cambio se quedo a fuera de la habitación.
            Los padres de Alec y los de Viviana intercambiaron unas cuantas palabras que ella no logró escuchar, y luego los primeros le siguieron los pasos a sus hijos, dejando a Viviana sola con Joe y Rose.
            —¿Estás bien? ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó su mamá una vez que se quedaron los tres solos— Y lo que pasó en realidad, por favor —exigió enarcando una ceja.
            —Déjala respirar, Rose —dijo Joe, tratando que las preguntas de su esposa no abrumaran aún más a su hija.
            —Está bien mamá, te contaré pero no quiero hablar aquí —respondió cansada Viv mientras que se acomodaba un mechón de cabello tras la oreja—. ¿Quieres acompañarme a casa? No creo que sea conveniente interrumpirlos —agregó señalando a la habitación.
            —Vayan tranquilas, yo me quedaré por aquí por si hace falta algo —animó Joe.
            Rose asintió y se guindó del brazo de Viviana guiándola a la salida.
            Era temprano y se suponía que Viv iba a quedarse en el hospital, pero necesitaba contarle a su mamá y saber que es lo que ella pensaba acerca de lo que había pasado, sabiendo que quizás su madre también la viera como la culpable de todo.
            Tan estúpida había sido la razón que los había llevado a eso que parecía increíble desde todas las perspectivas que fuera vista.
            Una simple discusión, desencadenó todo aquello. Muy triste, de hecho.
            Caminaron varias cuadras en silencio apreciando la belleza de Londres hasta que Rose, ya cansada y curiosa detuvo el caminar.
            —Ya puedes empezar —sugirió con una pequeña sonrisa triste surcándole en las comisuras de los labios.
            —No hay mucho que contar —dijo Viviana suspirando—-. Íbamos a ir a una fiesta de la universidad juntos, bueno, como siempre.
            Viviana se calló.
            —¿Y entonces? —insistió su mamá, impaciente como siempre.
            —Yo le di el plantón por un chico de la facultad de derechos. Pero te juro que no tenía motivos para enojarse, intenté comunicarme con el y sin éxito, me fui a la fiesta —tragó saliva y desvió la mirada de la de su madre y reanudó el camino—. Cuando él llegó y me vio con el otro chico empezamos a discutir y se fue furioso conmigo y desde ese momento no lo volví a ver.
            —Iba enojado, seguro tomando y por eso tuvo el accidente —concluyó su mamá asintiendo.
            —Me siento culpable, de haber ido tras de él nada de esto hubiera pasado —confesó—. Al otro día, me dispuse a ir a verlo y lo que me encontré fue a la señora Marie con tremenda noticia.
            —Pero no es tu culpa, cariño. Son cosas que pasan.
            Viviana sonrió con nostalgia, ¿cómo pudo pensar que su mamá se pondría en contra de ella? ¡Es su mamá! Siempre le dirá cosas para intentar que se sienta mejor.
            —Como digas… Pero al final de todo, lo que está pasando es muy grave —dijo agachando la cabeza para evitar que en sus ojos se reflejaran sus sentimientos.
            ¿Y si Alec no despierta? ¿Qué iba a ser de ella?
            Quizás era un poco egoísta por solo pensar en lo que iba a pasar con ella si perdía a su mejor amigo, porque existían muchas personas a las que les dolería que algo así pasara, por ejemplo Nate, su hermano.
            —No puedo ver el futuro —aceptó Rose sacando la mano para parar un taxi y mientras se montaba y Viviana la imitaba agregó flojito: —Pero presiento que todo irá bien.
           
            Ya habían pasado las doce del mediodía y luego de que su madre cocinara algo para ella se había marchado dejándola sola con sus pensamientos de nuevo.
            Viviana dispuesta a seguir con su tarea de las notas tomó la libreta en la que había escrito la primera nota y busco entre las fotos que la noche anterior había sacado.
            Con suerte logró encontrar la foto que andaba buscando que correspondía al mismo día al que Alec se había referido: Al de su cumpleaños número ocho.
            A contrario de la foto de Alec, en la que Viviana sostenía entre sus manos si se veían ellos en el patio de juegos. Ambos estaban cerca del trampolín mientras que Marie los ayudaba a subirse porque les quedaba muy alto. Rose había tomado la foto tomándolos desprevenidos.
            Al final de la imagen se podía ver el resplandeciente cabello rojo, Nate estaba de espaldas a todos ellos haciendo quién sabe qué maldad.
            Viviana, tomando otro click sujetó la foto a la página y garabateo en la parte superior: “Cuánto quisiera regresar a los siete, no quiero ser mayor”
            Se detuvo un momento a organizar sus pensamientos y siguió con su trabajo:
            Ni siquiera se por donde empezar.
            Después de haberlo pensado unos segundos, empecemos por tú nota y mi respuesta.
            Siempre has sido tan tierno conmigo que algunas veces me cuesta comprender el por qué lo haces, desde niña, cuando estaba a tu lado siempre me sentía segura. Tú me acostumbraste a eso. Y aunque en ese momento, quise ser grande para defenderme por mis propios medios y no tener que depender de ti, ahora quiero volver a ser pequeña. Porque creo que he fallado, crecí y sigo dependiendo de ti y de tu seguridad, solo que antes las cosas no eran tan difíciles… Creo que en esos instantes prefiero enfrentarme a un payaso, que a la realidad que me rodea.
            Ya que escribí eso, sigamos con la actualidad…
            Ésta mañana fui a verte, y en el camino a tu habitación me encontré con tu hermano. Tuvimos una extraña conversación, y por unos segundos creí que no era tan malo como aparentaba. Al regresar, nos encontramos con tus padres y los míos. Me han dicho que vas a durar una semana en observación y luego irás a casa, que estoy segura querrás estar.
            Aún no acaba el día y no tengo la remota idea de que va a suceder los siguientes días, pero espero que todo sea para bien.
            La conversación con tu hermano aún me sigue dando vueltas en la cabeza y es que creo que algo en él ha cambiado, pero no se qué.
            Quizás, el no es tan malo como pensé.
            Apartó el lápiz un momento y al final agregó: Forever Young. I want to be forever Young*.

*El sol se pone,
Las estrellas salen,
Y todo lo que cuenta
 Es el aquí y ahora.
Mi universo nunca será el mismo,
Estoy contento de que hayas venido.
Glad you came – The Wanted.

*Por siempre joven.
Yo quiero ser por siempre joven.
Forever Young – Alphaville.
           

2 comentarios:

Ana dijo...

Me he estado leyendo tu historia y te tengo que decir que la ADORO! Escribes de maravilla y espero que pronto la continúes. Eres genial!
:)
Besotes! <3

Margarita dijo...

rotundamente eres una futura escritora de un próximo best seller! pero no nos hagas estooo no te distraigas ni pierdas el tiempo, termina esta gran historia que nos ha hecho suspirar.
hace ya muchos meses que no le agregas nada, y es cierto q a veces la inspiración llega o no llega y depende de la suerte, pero no nos dejes asiii!